Felipe Sierra, vocero del acampe Pro Palestina en la U. de Chile: “Estoy orgulloso de mis compañeros, porque Palestina es la expresión máxima de la injusticia»

Foto: Cristóbal Ramírez
Hace más de un mes, cuarenta estudiantes de la UCH acampan en la Casa Central exigiendo que la institución termine los tres convenios con las universidades israelíes. Ellos se instalaron con carpas en el Patio Domeyko, a la espera que la Institución corte relaciones con Israel como un mensaje en apoyo hacia el pueblo palestino.

Hace más de un mes, cuarenta estudiantes de la Universidad de Chile acampan en la Casa Central exigiendo que la institución termine los tres convenios con las universidades israelíes. Ellos se instalaron con carpas en el Patio Domeyko, a la espera que la Institución corte relaciones con Israel como un mensaje en apoyo hacia el pueblo palestino.

Uno de los cuarenta estudiantes es Felipe Sierra, recién egresado de la carrera de Relaciones Internacionales, quien forma parte de la vocería del «Acampe Pro Palestina». Él rota su tiempo entre su vida personal y el campamento instalado en la universidad, que surgió desde el comité pro Palestina, pero fue impulsado por el movimiento internacional de acampes por Palestina. La movilización estudiantil ha generado una controversia en el interior de la casa de estudios entre las principales autoridades y los alumnos.

Para Felipe la manifestación que llevan a cabo no es una toma, porque no existe gente que corra un riesgo en el lugar, sino que es un campamento en que tienen una buena relación con los funcionarios, el personal de aseo y de seguridad. Aparte de las carpas, está la presencia de enormes carteles en apoyo a Palestina que rodean el lugar y una bandera de dicho país de cuatro metros de alto.

—Para comenzar, sobre los dichos de José Gregorio hace unos días, el decano de la Facultad de Economía declaró que son rehenes de un grupo pequeño que infunde temor, que está generando un daño institucional y que no son representativos. ¿Qué le parecen estas declaraciones del economista sobre la manifestación?

—Yo lo invito a que esté de acuerdo con nosotros de hacer un plebiscito triestamental para ver quién es representativo. Preguntémosle a la comunidad si quiere romper o no los convenios con las universidades de Israel y si es que se opone, porque se opone. Nosotros estamos aquí levantando esta idea, pues estamos seguros de que sí tenemos la representatividad de esta universidad y, si no que nos demuestre lo contrario, para nuestra movilización en el banderazo por Palestina llegaron entre 500 y 750 personas en un contexto de desmovilización general.

En principio era un acampe simbólico, no íbamos a quedarnos acá, pero el fervor y lo que se generó en ese minuto, nosotros dijimos que hay un piso para poder llevar esto a otro nivel acá, en la que yo conversaba igual sobre el tema.

—En ese sentido, ustedes llegan acá en un momento, pero ¿tienen algún plazo para terminar la movilización?

—Este es un movimiento humanitario y el genocidio tampoco tiene plazos, nosotros estamos intentando que esta universidad rompa los convenios con las universidades israelíes que son cómplices directos del genocidio en Palestina y nuestro plazo es la ruptura de los convenios o el establecimiento de un plebiscito triestamental vinculante con voto igualitario para que la comunidad decida, eso es nuestro plazo.

—Aparte de romper relaciones con la Universidad de Israel, ¿qué otro objetivo tiene el acampe?

—En general, sí, lo importante de este acampe es que ha puesto de nuevo en la palestra pública la causa palestina. Es fundamental que no dejemos de hablar de ello, que si bien hemos visto imágenes crudas como el atentado perpetrado en el Hospital Al-Ahli en que murieron 500 personas, después viene la masacre de Rafah, entre otras, en que hay masacre tras masacre, entonces no invisibilizar la muerte de los palestinos; cada uno de ellos tiene nombre y apellido, son seres humanos.

Nosotros queremos de alguna manera dar énfasis a la hipocresía de las autoridades que dicen ser, pero no lo son; dicen ser democráticos, defensores de los derechos humanos, feministas, pero no lo son de facto y queremos no agudizar esas contradicciones. De fomentar el debate y la participación estudiantil y la ciudadana, tenemos mucho apoyo de sectores de la sociedad civil que se hacen partícipes de diferentes maneras, ya sean en actividades, en protestas, a través de la ayuda económica, cuando a veces estamos afuera hablando sobre lo que pasa en Palestina, la gente se acerca a donarnos dinero.

— Las noticias muestran un rechazo de lo que ocurre acá, que generalmente se ve de una forma negativa y que la gente no está de acuerdo. 

—Nosotros nos basamos en un estudio sociológico realizado por el Centro de Estudios de Ñuble, en que un 74% de los chilenos considera que lo que ocurre en Palestina es un genocidio y también es lo que sentimos en las calles. Aquí la sociedad civil se ha manifestado en diferentes marchas con más de 20 mil personas por Palestina; en la última que hicimos llegaron 5 mil. Entonces creemos que hay un apoyo ciudadano, sobre todo para una causa lejana que está ocurriendo a kilómetros de distancia, sin embargo, podemos movilizar más gente, como el Presidente cuando se hizo esa especie de banderazo fuera de La Moneda, donde llegaron cerca de 50 asistentes. Entonces, quién tiene más legitimidad: Boric o nosotros.

—Desde el exterior se ven cosas negativas y lo mal que se habla del acampe. En cambio, adentro se ve un ambiente de apoyo, pero que no se externaliza, porque no se comunica. ¿Es la importancia de problematizar esto como una causa de verdad lo que les moviliza a ustedes?

—Claro, que intentan señalar, que son un puñado de estudiantes que quieren perder clases y que es un capricho. Yo soy titulado de la primera generación de estudios internacionales de la Universidad de Chile, también soy de origen palestino y he ido a Medio Oriente muchas veces. Tengo nuevos pergaminos académicos relacionados con el tema para hablar con propiedad sobre esto. Además, hace más de 10 años que está este movimiento en la Universidad de Chile, que no hayan hecho el ejercicio periodístico de investigar sobre los movimientos pro palestinos en la universidad es problema de ellos.

Como te decía, evidencia que esto no es un capricho, hay generaciones de estudiantes y ex estudiantes que han trabajado por esto y que han hecho votaciones que no han sido respetadas por las autoridades, que no han sido vinculantes y por eso mismo ahora estamos pidiendo un plebiscito pluriestamental vinculante para que la comunidad decida.

—¿Cree que existe también, desde el punto de vista de un estudiante, una desafección por las votaciones?

—Primero que todo, pienso que se instauró en la mente de la gente un derrotismo. Respecto a lo que pueda pensar cada una de las personas, saben dónde aprieta el zapato, tendrán sus razones para participar o no. En ese sentido, voy a seguir acá, me voy a exponer y voy a poner mi cara, porque mi abuelo fue expulsado el año 48 y ahora estoy viendo todos los días cómo le pasa eso a otra gente.

Si en el futuro me cuesta encontrar trabajo o lo que sea me da igual, sé que estuve en el lado correcto de la historia en el minuto que nos teníamos que poner los zapatos y aquellos que no, sus hijos en un futuro les van a preguntar dónde estuvieron cuando desplazaron a dos millones palestinos y cuando 40 mil fueron asesinados que están pensando en salvarse, sus 700 mil pesos de sueldo mensual o realmente utilizaron su herramienta y su capital cultural para darle voz a un pueblo que está siendo masacrado.

—¿Crees que hay una visibilización de este tema todavía o por esto mismo es que se necesita realizar este tipo de manifestaciones? 

—Obviamente, siempre vamos a tener que hacer manifestaciones y educar a la gente sobre Palestina, que es una deconstrucción de una narrativa que sí se ha instaurado en una institución, incluso como esta (Universidad de Chile), que se hace llamar el templo del saber en Chile, imagínate si eso se da acá, cómo está la sociedad, entonces hay que tener ojo, ahí hay que hacer un trabajo profundo, constante por difundir no solamente nuestra postura, sino que en muchos casos uno tiene que hacer una deconstrucción de la narrativa.

Que ha premiado el sionismo a nuestra sociedad y luego cómo explicarle muchas cosas para entender el tema de Palestina, que consta de diferentes perspectivas o aristas. No creo que sea algo complejo, sino que se tienen que detener a pensar por elementos políticos, geoestratégicos, históricos donde mucha gente no tiene formación. Entonces es donde uno tiene que ponderar a qué público le va a hablar. Hay gente que justifica que Israel mate a 40 mil personas por una suerte de defensa, pero que la defensa es matar a 20 mil mujeres y niñas. Primero, que todo un Estado que es ocupante no está defendiendo, está avanzando, estamos moviendo su frontera, no tiene derecho a la defensa, por el hecho de en sí mismo de que es una ocupación militar.

Nosotros estamos profundamente conmovidos por lo que le está ocurriendo al pueblo palestino. Yo estoy orgulloso de mis compañeros y compañeras que han estado acá hace más de 40 días y que van a seguir estando porque Palestina es la expresión máxima de la injusticia en este mundo.

—¿Esperó que en algún momento pudiera pasar el acampe?

La Universidad de Chile siempre ha sido la pionera o la vanguardia de las luchas sociales, si bien otras universidades estaban haciendo ruidos, el comité de acá estaba trabajando desde octubre y logró a través de símbolos e imágenes llegar a una cantidad de gente insospechada. La bandera al frente, el lienzo, estos fueron hitos que rompieron el cerco comunicacional, porque no puedes no ver una bandera de 30 metros por 8 metros en La Alameda. Tuvimos que llegar a eso para que nuestra rectora pudiera hablar sobre Palestina, ya que ni siquiera lo nombraba, lo decía como Hamás o como un conflicto y ya después lo llamó genocidio. En cuanto a lo que se ha logrado como acampe, Felipe relata: “pienso que lo que hemos hecho acá es sumamente importante, es un hito, pero no nos queremos quedar solamente en eso, buscamos conseguir cosas concretas.

Para Felipe Sierra, siente que esto es un tema de voluntad para la rectora terminar los convenios tras el poco avance en lo que piden y que cuestiona la posición de la autoridad frente a la causa Palestina, al comentar que «como ella dijo que este era un movimiento teatral, que los convenios que manteníamos eran simbólicos, que no habían sido utilizados, que no tenían peso y que era irrisorio romperlos, porque tanto apego por los convenios que no han sido utilizados es su deber que está en juego, quién está presionando a la rectoría para que no rompa esos convenios».

—Por último, si esto va a seguir ¿Cómo se encuentra la forma de mantener esto vivo en cuanto a la cantidad de gente? 

—Por un tema de que se bajaron las tomas y los paros, hay que considerar que los estudiantes ya están terminando el semestre. Ahora vamos a tener varias actividades, entonces a medida que nosotros las hagamos, esto se va a mantener, las personas seguirán fluctuando, al final llevamos más de 40 días y podemos mantenerlo por más tiempo hasta que la rectoría nos dé una respuesta clara o que argumenten bien. No es posible que salga la rectora en CNN para dar una entrevista tan paupérrima donde falta a la verdad en algunos casos u omite información, en ese caso hay una clara baja capacidad argumentativa cuando le preguntaron «¿Por qué el lienzo era sexista?».

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