TENEMOS SELVA: El debut de Julián Pardo y la orquesta imaginaría


El 15 de agosto fue el lanzamiento de “Tenemos Selva», el debut discográfico de Julián Pardo y la orquesta imaginaría, un EP que lleva a la calma entre armonías y melodías, invitando a sumergirnos en un instrumental que llena el alma, con su calidez sonora.

Con RDN Magazine tuvimos el honor de tener una pequeña entrevista que nos permitió entrar en el ecosistema de los artistas Gonzalo Galleguillos y JM Carrasco, quiénes en conjunto con su orquesta imaginaria expresaron su emocionalidad a través de su música.

¿Cómo nació el EP?

Este álbum nace en una noche de pandemia mientras unos boleros y unas cumbias peruanas se llevaban los vestigios de una ruptura amorosa. Esos boleros me acompañaron todo ese periodo y ahí confirmé la existencia de dicho género musical tan elegantemente desgarrador, sus letras tenían más sentido que nunca.

Pensaba en la jungla, en los ríos, en la flora y en la fauna, en cómo están perfectamente conectados, es un ecosistema tan exacto, igual que todos los hechos que pasan en nuestras vidas. También pensaba en que por más que nos vayamos alejando de la naturaleza como sociedad igual tenemos en nosotros un instinto salvaje, reprimido muchas veces, pero ahí está, es como cuando ves una plantita brotar desde el concreto.

¿Cómo se llevó a cabo el proceso de creación? 

Cuando le mostré la maqueta del primer tema a mi compañero JM Carrasco, empezó a tirar unas líneas en guitarra, las grabamos en su estudio y quedaron al tiro. Parte de las guitarras de “Usted ya no me ama” salieron en la primera toma. JM es un ingeniero en sonido y guitarrista atómico, Ángel Parra lo reclutó para su banda de blues Ángel Parra & Los Retornados, toca en Jams, toca harto en el Jazz Corner de Ñuñoa, es un hombre con historia y con mucho bagaje musical.

La mayoría del trabajo está grabado de madrugada en mi homestudio, ahí grabé guitarras, bajo y las bases. Para mí las madrugadas son claves en mis composiciones, a esas horas reina la calma, el silencio y el vacío. 

Las guitarras de JM las grabamos en su estudio Salón Arauco. Las percusiones las grabó el ariqueño Roberto Espinoza, talentoso percusionista y por último nos juntamos con Ángel Gabriel para grabar “La melodía del amor”, mi amigo es un romántico baladista así que no le fue difícil escribir esta canción de amor durante la marcha.

Aunque no soy un experto en el tema, el resto de los procesos los hice con mucha calma y tiempo mientras cumplía con mis trabajos musicales. Entre un diplomado que hice y unos influencers de YouTube adquirí conocimientos necesarios para embarcarme. La mezcla es la parte que más me gusta, disfruté mucho y también sufrí, es un trabajo muy minucioso,  pero satisfactorio cuando suena como quieres. En realidad este EP fue poner en práctica lo aprendido y obvio que también me ayudará a corregir errores para producciones futuras.

¿Hubo referentes en el proceso creativo?

Hay muchas referencias que nos acompañaron y que no dejaban de sonar cuando nos juntábamos con JM. Artistas como Piero Umiliani, con sus composiciones para películas de los 70, Los Destellos de Enrique Delgado con sus cumbias amazónicas, el maestro húngaro Gabor Szabó, Pat Henry y Los Diablos Azules, en fin, mucha influencia de música de los 60 y 70, pero también bandas actuales como Khruangbin o Surprise chef. 

¿Hay otras búsquedas, intereses o eventos en los cuáles puedan acompañar la reproducción de este EP?

Creo que la selva es un hermoso y terrible lugar de inspiración, no solo me sorprende su abundante naturaleza, también no hay que olvidar que hay familias viviendo en ella, comunidades que no tienen contacto con la “civilización”, hay kilómetros de territorios explotados por empresas que arrasan bosques completos. Esta selva guarda mucha historia política y geográfica, el contrabando es insostenible y así, un sinfín de cosas que ocurren. 

En el periodo de la creación de esta obra armé mi propio ciclo de lecturas selváticas, entre ellas había dos libros de Sergio Vizzio: Perdidos (Interzona) y El escritor comido (Laurel), también leí Eva y las fieras de Antonio Ungar (Anagrama) y por último, República luminosa de Andrés Barba.

Otro factor que me gusta sugerir es escuchar este álbum en días invernales, creo que es un EP que se escucha en días nublados, noches o madrugadas. Tal vez porque es la manera de conectarse con esa selva, dentro de la jungla no llega mucho la luz del sol debido a su frondosa vegetación.