Presidente Boric indulta a Katty Hurtado tras seis años privada de libertad

El caso de Hurtado ha sido emblemático para colectivos feministas, quienes argumentan que se trató de un acto de legítima defensa frente a una agresión y que, además, el juicio no incluyó perspectiva de género. 

El Presidente Gabriel Boric anunció este martes el indulto para Katty Hurtado, quien cumple una condena de 20 años en la cárcel de Tocopilla por el homicidio de su exesposo, Richard Aravena, en 2018.

Mediante un comunicado, el Gobierno señaló que «el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos informa que a solicitud de S.E. el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, amparado en la Ley Nº 18.050, el Ministro de Justicia y Derechos Humanos, Jaime Gajardo Falcón, firmó el indulto particular calificado en favor de Katty Margarita Hurtado Caamaño».

El caso de Hurtado ha sido emblemático para colectivos feministas, quienes argumentan que se trató de un acto de legítima defensa frente a una agresión y que, además, el juicio no incluyó perspectiva de género. 

Esto inició el 14 de mayo de 2018, cuando Hurtado acudió a la residencia de Aravena en Calama para hablar sobre temas económicos. Según el fallo judicial, en ese lugar ella lo golpeó en la cabeza con un objeto contundente y lo hirió en el cuello con un elemento cortopunzante. Fue condenada por parricidio en 2021.

Sin embargo, su defensa sostiene que Hurtado actuó en defensa propia frente a un intento de agresión sexual y que el homicidio fue el desenlace de años de violencia intrafamiliar. Incluso, su hijo de 23 años declaró a favor de su madre durante el juicio.

El 11 de enero de 2024, Katty Hurtado solicitó el indulto presidencial. La madre, Yolanda Caamaño, envió una carta al Presidente Boric donde solicitaba el indulto para su hija. En la misiva Caamaño expone que su hija “lleva seis años y siete meses privada de libertad por defender su vida” y que en la “cárcel de Calama fue violada y golpeada por dos gendarmes. Luego de este episodio fue trasladada al CDP de Tocopilla a 150 km. de distancia de su familia. Al comienzo viajaba dos veces por semana para poder verla y contenerla emocionalmente, ya que nunca tuvo apoyo psicológico por parte del Estado ni de Gendarmería”, sostiene.