Data Centers: una huella ambiental que nadie visualiza

El funcionamiento de un data center pequeño (5 MW) equivale aproximadamente al consumo eléctrico de 50.000 mil hogares.
por: Amazon


El crecimiento acelerado de los data centers genera un creciente debate por el uso desmedido sobre recursos importantes y la poca transparencia de su uso por las grandes empresas.

Cada una de las interacciones con internet requieren grandes cantidades de electricidad que muchas veces viene de fósiles y agua para su enfriamiento.

Los correos electrónicos, las preguntas que hacemos a la Inteligencia Artificial (IA), hasta incluso las cosas que guardamos en la nube necesitan espacios físicos para almacenar toda esa información. Estos espacios son conocidos como data centers o centros de datos y anualmente secan ríos y lagos para su funcionamiento.

Los Data Centers son mayormente administrados por las grandes empresas de internet como: Amazon, Google, Microsoft, y por lo general sus centros de datos suelen ubicarse en lugares en donde los recursos necesarios para su funcionamiento ya eran escasos.

El funcionamiento de un data center pequeño (5 MW) equivale aproximadamente al consumo eléctrico de 50.000 mil hogares.

El asesor en Marketing digital de la UNAM, Jean Luc Lenoble, explica que un correo electrónico enviado gasta la energía equivalente a 25 minutos de un foco de 60 Watts.

Al momento de hablar sobre el consumo de agua se estima que un centro de datos medio consuma 500.000 mil litros de agua potable, es decir, lo que una ciudad podría consumir. Pero solo queda estimado, ya que, las empresas no tienen transparencia sobre la verdadera cantidad utilizada.

El impacto ambiental de la Inteligencia Artificial
A pesar de que la IA pueda ser una herramienta muy beneficiosa, también tiene un gran impacto ambiental. Crear un solo modelo de Inteligencia Artificial puede liberar 234 toneladas de dióxido de carbono, lo que equivale a la vida útil de cinco automóviles.

Además de que sus centro de datos representan actualmente entre el 1% y el 2% del consumo global de electricidad, una cifra que irá aumentando con el crecimiento y la demanda tecnológica.

Esto genera preocupación, por lo que ya se exploran alternativas para la reducción del impacto. Google, por ejemplo, está evaluando la creación de plantas nucleares cerca de sus data centers para que estos generen energía limpia y no tan contaminante.

Ante el acelerado crecimiento de las IA y su impacto ambiental, surge la necesidad de normas de regulación que promuevan su uso ético y sostenible, como lo ha estado haciendo la Unión Europea que ha dado el primer paso trabajando en regulaciones que establezcan límites al consumo energético permitido para centros de datos. Además de apoyar investigaciones en “IAverde” para garantizar que los desarrollos que se realicen sean positivos y sostenibles