En los primeros minutos de la madrugada de hoy, 08 de diciembre, el grupo de insurgentes Hayat Taharir al-Sham (HTS) entró en Damasco, capital de Siria, poniendo así fin al gobierno de 24 años de Bashar al-Assad y a la dinastía Assad que, desde 1971 con su padre Háfez al-Assad, gobernaba Siria.

En solo 11 días la ofensiva del grupo yihadista apoyado por Turquía, HTS, logró hacerse de las ciudades de Alepo, Hama, Homs y ahora Damasco. La última cayó tras la constante retirada del Ejército Árabe Sirio de distintas ciudades y tras los mensajes enviados por sus generales del Estado Mayor a los soldados informándoles que se retiren de Damasco y que “el Regimen de Bashar al-Assad ha caído”.

La entrada de Hayat Tahrir al-Sham en Damasco fue seguida por manifestaciones a favor de la caída del régimen de Assad, en donde tanto estatutas de él como de su padre, así como fotos, fueron sacadas y destruidas en las calles de la capital. Junto con esto se han producido saqueos masivos en el país, tanto por civiles como por soldados rebeldes.

Con respecto a Bashar al-Assad, su paradero es desconocido. Si bien algunos especulan que el avión del ex mandatario se estrelló, lo cierto es que la Cancillería Rusa informó en un comunicado que al-Assad “tomó la decisión de abandonar su mandato y el país”.

Por lo tanto, ahora el gobierno queda en manos de su Primer Ministro, Mohhamed Ghazi al-Jalali, quien salió esta mañana de su casa escoltado por insurgentes. El primer ministro se dispuso a colaborar en una transición y se estaría reuniendo con Abu Muhammad al-Jalani, líder de HTS quien llegó hace pocas horas a Damasco.

La situación de Siria es más incierta que nunca: se han reportado explosiones en la capital, en centros de inteligencia sirios e Israel ha tomado los Altos del Golán. Además, diversos países como Rusia e Irán y países de medio oriente han pedido que se respete a los chiíes y que no aumente el caos en Siria.