Las noticias falsas por parte de Donald Trump y la mala dicción de Joe Biden, marcaron el debate presidencial anual realizado en los estudios de CNN en Atlanta la noche de este jueves, el cual se considera esencial para las aspiraciones presidenciales de ambos candidatos.
Por su parte, con dificultades para hilar ideas y con una voz áspera, el presidente Biden de 81 años evidenció un bajo nivel comunicacional, lo cual produjo que durante el debate aumentara la incertidumbre de cerca del 20 por ciento de ciudadanos estadounidenses que se encontraban indecisos acerca de si el actual mandatario posee la energía necesaria para un nuevo mandato.
Por otro lado, Donald Trump aprovechó esta situación para burlarse del actual mandatario, comentando: “No tengo idea lo que ha dicho al final de esa frase, yo creo que ni él sabe lo que está diciendo”. Para después emplazar directamente al candidato demócrata por su edad.
Aunque Trump tiene 78 años, tres menos que el candidato demócrata, es a este último al que se le critica que intente gobernar de nuevo con su edad debido a la fragilidad con la que se le ha visto en varios actos públicos, lo que se repitió en el debate presidencial de la noche del jueves.
Una de las principales inquietudes de los demócratas que respaldan a Biden es que, a medida que el debate avanzaba, diera la impresión de un mandatario anciano. Algunos medios norteamericanos mencionaron «pánico» en las filas demócratas y señalaron que estaban pensando en pedirle a su candidato que dé un paso al costado tras su desempeño en el debate.
Otro aspecto que marcó la jornada fueron las reiteradas frases engañosas, enunciados fuera de contextos o derechamente falsos realizados por el expresidente, las que fueron acusadas por diversos medios de comunicación estadounidenses como el New York Times o The Associated Press a medida que avanzaba el programa.
Uno de estos puntos fue la acusación hacia Biden de haber jugado un rol en la condena penal hacia el expresidente republicano, hecho desmentido por los fact checkers norteamericanos.
El formato en que se llevó a cabo el último debate facilitó que estas actitudes se adoptaran, ya que se solicitó que la Comisión de Debates Presidenciales no se ocupará de organizar el evento como normalmente lo hace, lo que influyó en que los moderadores adoptaran una política de no intervención.
El cambio de formato ocurrió debido a que el equipo del actual mandatario denunció una “falta de disposición” en la Comisión para hacer cumplir las reglas que ellos mismos imponen, en referencia a 2020, cuando se realizó un caótico evento de este tipo.