Al menos 91 personas muertas dejaron las protestas antigubernamentales y enfrentamientos entre manifestantes que exigen la renuncia de la primera ministra, Sheikh Hasina, y los partidarios del gobierno durante el día de hoy.
Estas 91 personas se suman a los más de 200 fallecidos que se contabilizan desde que empezaron las manifestaciones durante el mes de julio.
Los manifestantes se agruparon en la céntrica plaza Shahbagh de la capital Daca, donde se produjeron batallas callejeras en varios sectores así como en otras ciudades importantes de Bangladesh. Los enfrentamientos dejaron al menos 14 policías muertos y 300 heridos, señaló el portavoz del cuerpo armado, Kamrul Ahsan.
Debido a estos hechos, el Gobierno declaró toque de queda, siendo la primera vez que toma una medida de este tipo durante las actuales protestas.
Este es uno de los peores disturbios de los 20 años del gobierno de Hasina, quién a sus 76 años está en su cuarto mandato consecutivo.
En la capital Dhaka se reportaron enfrentamientos con palos, tubos de metal e incluso se alertó sobre disparos entre manifestantes y fuerzas policiales.
Las protestas, las cuales fueron lideradas por los estudiantes durante principios de julio, iniciaron de manera pacífica en repudio a las cuotas de puestos de trabajo que reservó el Gobierno dentro de los empleos públicos para destinarlos a familiares de combatientes en la guerra de independencia de 1971.
Las cuotas se basan en la otorgación de un tercio de los puestos de trabajo a los descendientes de los combatientes de la guerra de liberación bangladesí. Esto, a pesar de que el Tribunal Supremo ordenó al Gobierno reducir del 30% al 5% de las cuotas de empleo en el servicio público.
Los estudiantes señalaron que no cesarán las protestas hasta que la decisión del tribunal se refleje en los hechos y hasta que se haga justicia para las víctimas de la violencia.
Los hechos de violencia se intensificaron a mediados de julio, cuando organizaciones de derechos humanos denunciaron ataques violentos por parte de seguidores del Gobierno. Asimismo, la tensión aumentó tras la comparación efectuada por la primera ministra Hasina, quién comparó a los estudiantes con un grupo que colaboró con Pakistán durante la guerra de independencia, tildándolos de terroristas.
Organizaciones no gubernamentales como Amnistía Internacional denunciaron que las fuerzas de seguridad y los seguidores de la Liga Awami, partido político de Hasina, han ejercido «represión desmesurada» hacia los manifestantes.
El movimiento estudiantil convocó a un boicot total contra el Gobierno con peticiones como no pagar impuestos. Esto con el propósito de incrementar la presión sobre las autoridades y así alcanzar el cumplimiento de sus demandas.