Mujeres que cambiaron la historia

Desde hace más de cien años, miles de mujeres se han manifestado para exigir sus derechos un 8 de marzo. Por primera vez sucedió en 1857, cuando un grupo de mujeres trabajadoras de una fábrica textil en Nueva York, en el marco de la Revolución Industrial, salieron a manifestarse a las calles en masa por las condiciones de trabajo indignas.

Un poco de historia

El primer día de la mujer se celebró por primera vez en 1909 Estados Unidos, cuando el Partido Socialista de América designó este día en honor a la huelga de trabajadoras de la confección de 1908 en Nueva York. Ese día más de 15 mil mujeres participaron de la manifestación. Cabe destacar que la primera conferencia tuvo lugar en Alemania en 1907, con la presencia de Clara Zetkin, lideresa de la Internacional Socialista de Mujeres, que tuvo como primer objetivo el sufragio femenino.

Años más tarde, previo a la caída de la Rusia Zarista, en 1917, meses antes de la Revolución Bolchevique en plena Guerra Mundial y con la muerte de miles de soldados, las mujeres salieron a las calles a protestar por «Pan y paz» (y más derechos), lo que resultó en que el gobierno soviético, una vez en el poder, se convirtiera en la primera nación en aprobar el voto femenino.

Un día como hoy miles de mujeres salieron a las calles para exigir muchos de los derechos de los que actualmente podemos gozar, pero aún falta trabajo por hacer, es por eso que en decenas de países, las mujeres se vuelven a tomar las calles con sed de justicia. Guerreas, poetas, artistas, políticas y emperatrices. Este 8M, recordamos a ocho mujeres que dejaron una huella en este mundo.

La incombustible Gladys Marín

Nacida en Curepto, Gladys Marín, con tan sólo 23 años, fue elegida máxima autoridad de las Juventudes Comunistas en 1965 y ese mismo año fue electa diputada. Asimismo fue Secretaria General del partido en más de tres ocasiones. Para el golpe de Estado de 1973, Gladys perdió a su compañero de vida, el ingeniero Jorge Muñoz Poutays, actual detenido desaparecido.

Fue Jorge, y todo Chile, quien la impulsó a volver del exilio clandestinamente, y años más tarde en 1998, una vez en democracia, Gladys interpuso junto con el abogado Eduardo Contreras, la primera querella contra el exdictador Augusto Pinochet, la causa Rol 2182-98, la cual investigaba a todos los casos de detenidos desaparecidos.

Aspasia, la maestra de Sócrates

Aspasia de Mileto fue una mujer sumamente contribuyente en la filosofía clásica occidental que conocemos hoy. Maestra de grandes pensadores, Aspasia además cautivó al líder político de Atenas Pericles. A diferencia de otras mujeres, Aspasia era hetera, una especie de cortesana ilustrada, por lo que gozaba de beneficios que otras mujeres no, algo que definitivamente usó a su favor. De acuerdo a National Geograpfic, la maestra acabó creando una escuela en Atenas concebida para formar a otras mujeres.

Su mejor alumno fue Sócrates; el filósofo que marcó un antes y un después en la filosofía griega era discípulo de una mujer. El pensador acudía en reiteradas ocasiones en búsqueda de mantener diálogos con ella y recibir clases de retórica, la especialidad de Aspasia. Asimismo, aparece en El Banquete de Platón como «Diotima», una mujer sabia que siempre buscaba el equilibrio entre los extremos paralelos.

Malala contra viento y marea

Malala Yousafzai con tan solo 11 años comenzó a escribir un blog en la BBC bajo un seudónimo, donde contaba cómo era ser niña en el régimen de los talibanes en Pakistán. Su padre, Ziauddin Yousafzai, dirigía una escuela para niñas porque creía firmemente que merecían aprender tanto como los niños. En 2008, dio su primer discurso: “¿Cómo se atreve el Talibán a quitarnos nuestro derecho básico a la educación?”.

Tres años más tarde, Malala recibió el Premio Nacional por la Paz en Pakistán a sus 14 años. Al año siguiente, un hombre armado detuvo el autobús escolar en el que iba Malala, la identificó y le disparó en el rostro, por lo que fue trasladada a Reino Unido para salvarle la vida, convirtiéndose así en una mujer sobreviviente y resiliente, ya que para 2014, recibió el Premio Nobel de la Paz, siendo la persona más joven en recibir este galardón.

Frida la rebelde

La pintora mexicana, Frida Kahlo, no pintaba sueños, pintaba realidades, por lo que siempre rehuyó de la idea de pertenecer a la corriente surrealista, por el contrario, siempre quiso realzar el nacionalismo mexicano dentro de su obra. «No sabía que era surrealista hasta que llegó André Breton a México y me lo dijo», expresó la artista en una ocasión.

Con sus faldas largas, Frida cubría los vestigios de un accidente automovilístico y las secuelas de la polio. Pero de este dolor renació su arte, para así transformarse en una de las pintoras más influyentes del siglo XX. Al igual que otros artistas, Frida vivió su propia construcción de personaje, con sus prendas con patrones indígenas, las cejas y el bigote sin depilar y su pasión por la cerveza, creo una imagen que muchas de nosotras podemos reconocer.

Teodora, la emperatriz

Teodora Augusta, mejor conocida como Teodora de Bizancio, fue la primera emperatriz con gran presencia gubernamental. La trabajadora sexual no solo logró cautivar al emperador Justiniano I, sino que logró cambiar la ley del Imperio bizantino. Desde muy pequeña, su madre les enseñó a ella y a su hermana el arte de la actuación. Con la gracia de los movimientos corporales enseñados por su madre, más adelante Teodora con 15 años se convirtió en una estrella del hipódromo, y como muchas actrices, también fue prostituta.

Gracias a su relación con Justiniano y su trabajo como emperatriz, Teodora logró mejorar el estatus de las mujeres dentro de la orgánica de las leyes en el imperio bizantino. Elevó el rol de la mujer, creó casas de apoyo a la prostitutas, cerró burdeles y aprobó leyes para prohibir la prostitución forzada. Por otro lado, expandió los derechos en casos de divorcio, otorgándoles además el derecho a poseer propiedades e instituyó pena capital en casos de violación, además de esto, abolió la pena de muerte para mujeres que cometían adulterio.

Catalina La grande

¿Alguna vez nos hemos preguntado realmente quien fue la primera persona en expandir el país más grande del mundo? Catalina II, emperatriz de Rusia, logró la expansión de los dominios de la nación durante su gobernanza y convirtió a Rusia en potencia hegemónica en Europa oriental. Catalina provenía de un pequeño principado alemán y fue elegida por la tía del zarévich Pedro, la emperatriz Isabel, para ser su esposa. Con gran carácter, Catalina arrasaba con su marido, quien no hacía más que jugar con soldados de plomo y disfrutar de la caza.

Fue en 1762 cuando murió Isabel y quedó Pedro en el poder, quien no duró más que seis meses a cargo cuando Catalina hizo un golpe de Estado apoyada por gran parte de la Corte. Si bien sus políticas al interior de la Gran Rusia no fueron del todo afortunadas, su influencia en el exterior fue la que destacó, ganando espacio en el Báltico a expensas de Polonia y logrando acceso al Mar Negro a costa del Imperio Otomano.

Juana de Arco: santa y guerrera

Nacida en Domremy en 1412, la joven francesa, Juana de Arco, recibió una revelación divina a sus 13 años: debía conducir a los franceses a la victoria sobre los ingleses y asegurarse de que Carlos VII fuera coronado en el lugar tradicional de Reims. Algo que consiguió cambiando el destino de la guerra de los Cien Años a favor de Francia, esto lo hizo levantando el sitio de Orleans en 1429 con 17 años, coronando así a Carlos tras la campaña del Loira donde obtuvo la victoria.

Luego de la salir vencedora, fue capturada por los ingleses en 1430, pero al ser una mujer que afirmaba servir a Dios, los ingleses no podían procesarla ni afirmar que decía la verdad, ya que eso significaría que el todopoderoso estaba del lado de los franceses, así que decidieron declararla hereje y la quemaron en la hoguera en mayo del años siguiente. A posterior, el juicio fue revisado en 1452 y declarado inválido, por lo que fue exonerada, declarada mártir en 1456 y canonizada.

Sylvia, la poeta que gritaba su depresión

Una de las mayores exponentes del género confesional, Sylvia Plath hizo de su arte la escritura de tópicos que siguen presentes en la sociedad; la salud mental, la soledad y la congestión del ser. Desde pequeña fue inducida a realizar diversas actividades: tocaba el piano, escribía, pintaba y acumulaba certificados de honor. Pero algo cambió para siempre su vida, la marcó y la condenó. La muerte de su padre Otto Plath a sus 9 años provocó lo que sería su primer episodio de depresión.

Una de sus grandes obras es algo que ella alimentó durante toda su vida; sus diarios. En estos ella escribió sobre el ser mujer, su rol en la sociedad y su desprecio total por la imagen sumisa sobre las mujeres. Después de tener a su primera hija, Frieda, Sylvia publicó su primero poemario El Coloso, asimismo sus textos eran publicados por la BBC, luego, en 1963 publicó su única novela: «La campana de cristal», un relato semiautobiográfico. Fue en esa misma época que la depresión la sumió y ganó; Sylvia se quitó la vida ese mismo año. Fue víctima de la explotación de derechos por parte de su marido Ted Hughes, quien destruyó el último volumen de sus manuscritos. Pese a ello, Sylvia se convirtió en la primera persona en recibir un premio Pulitzer post mortem en 1982.