El aclamado estudio japonés tendrá una programación especial en todas las cadenas comerciales del país, con funciones que se extenderán desde el 7 de agosto hasta el 4 de diciembre. El ciclo incluirá obras maestras como “El viaje de Chihiro”, “La princesa Mononoke”, y el más reciente estreno “El niño y la garza”.

A partir del próximo 7 de agosto, las salas de cine en Chile serán el escenario de un evento especial para los amantes de la animación japonesa, un ciclo cinematográfico dedicado al prestigioso Studio Ghibli. La iniciativa contempla la exhibición de una serie de películas emblemáticas del estudio en todas las cadenas comerciales del país, con fechas programadas que se extienden hasta el 4 de diciembre de 2025. Esta propuesta busca no solo revivir clásicos del cine animado, sino también ofrecer una experiencia inmersiva y colectiva a una audiencia que ha crecido y continúa creciendo con la obra de Hayao Miyazaki e Isao Takahata.

Un recorrido por los grandes clásicos y estrenos del estudio japonés

La programación comenzará el 7 de agosto con la proyección de “El viaje de Chihiro” (2001), considerada por muchos como la obra cumbre de Ghibli. La película no solo marcó un antes y un después en el cine de animación mundial, sino que también fue galardonada con el Premio Óscar a Mejor Película Animada, convirtiéndose en un símbolo cultural de Japón y en una referencia universal de la narrativa fantástica.

El ciclo continuará el 28 de agosto, fecha en que se exhibirán simultáneamente cuatro títulos. “El cuento de la Princesa Kaguya” (2013), dirigida por Isao Takahata y nominada al Óscar, “La colina de las amapolas” (2011), una tierna historia ambientada en el Japón de posguerra, “Recuerdos del ayer” (1991), una introspectiva reflexión sobre la infancia y el paso del tiempo y “La guerra de los mapaches” (1994), una sátira ecológica protagonizada por tanukis con poderes mágicos. Esta fecha, en particular, destaca por presentar una variedad de enfoques estéticos y narrativos que demuestran la amplitud creativa del estudio.

Posteriormente, el 16 de octubre será el turno de “La Princesa Mononoke” (1997), una epopeya visual y filosófica que marcó un punto de inflexión en la historia del cine japonés. Ambientada en un mundo ficticio donde la naturaleza y la industria chocan violentamente, la película es una obra monumental tanto por su animación artesanal como por su discurso ecológico profundamente vigente.

Ya en el mes de noviembre, el ciclo tomará fuerza con la exhibición, el 6 de noviembre, de tres películas que han adquirido estatus de culto dentro del catálogo del estudio. “Mis vecinos los Yamada” (1999), una comedia familiar con estilo de acuarela que rompe con los formatos tradicionales de animación; “Porco Rosso” (1992), una historia de aviación ambientada en el Adriático con un piloto cerdo como protagonista y “El regreso del gato” (2002), una aventura fantástica donde los animales toman el protagonismo en un mundo paralelo lleno de sorpresas.

Finalmente, el ciclo culminará el 4 de diciembre con una jornada doble que unirá generaciones. Por un lado, se proyectará “Kiki: Entregas a domicilio” (1989), la entrañable historia de una joven bruja en busca de independencia, una de las películas más queridas del estudio. Y por otro, se presentará “El niño y la garza” (2023), la última creación de Hayao Miyazaki, que marcó su regreso tras años de retiro. Esta cinta, aclamada por la crítica internacional, mezcla elementos autobiográficos y fantásticos en una propuesta visualmente ambiciosa que ha sido considerada como su despedida definitiva del cine.

Este ciclo permitirá volver a ver en pantalla grande una selección de películas del estudio japonés Studio Ghibli, reconocido por su estilo visual distintivo y sus narrativas centradas en la relación entre seres humanos, naturaleza e imaginación.

La muestra incluirá títulos que abarcan distintos géneros y temáticas, con funciones programadas en todo el país durante el segundo semestre. La iniciativa forma parte de una cartelera que incorpora obras claves de la animación japonesa, y establece un punto de encuentro entre el público chileno y una filmografía de amplio alcance internacional.